MARIANO MOLINA

icono-menu
english version

TEXTOS

Cromo Somos

Dr. Claudio Ongaro Haelterman



El pretexto falsamente fotográfico nos convoca para dar paso al protagonismo del color, como aquella tensión originaria que genera una escena cuando deviene imagen pregnante, producto de una operación artística que se nos propone como honestidad de ser: ese es Mariano Molina y su obra.

Ante la súbita mirada de su pintura una advertencia inmediata pareciera detenernos ante los intersticios de los fragmentos, más allá de los  detalles que eliden el valor de la veladura ante las cuales nos arroja: una calidad en la investigación de lo visual para quebrar la lectura de la imagen, porque pintar en sí mismo, quizás sea colorear, es decir extraer diferencia a las cosas y al mundo.

Entre rompecabezas, deconstrucciones y deconstituciones fractales se evidencia una subjetividad que se tensiona entre cromos y cronos, es decir seres hechos de color y tiempo, que en la autonomía fragmentaria de los cuerpos deslee la figura humana interviniendo la superficie con manchas y arrojos de una pintura, donde los sujetos se confunden y reaparecen entre lo multitudinario y lo colectivo.

Un epicentro de fuerzas centrífugas y centrípetas parecieran conformar un movimiento figura-fondo, como juego entre lo visto y lo percibido, para repetir aquella trama de una silueta como estallido de cuerpos públicos que intentan una constante y misma imagen para dar con el infinito visual.

Círculos, esferas o burbujas volumétricas que entre reflejos, refracciones y representaciones gotean transparencias para aumentar la profundidad solapada en el desfazaje velado de cada silueta; tramas que intervienen lomos de libros cual hendidura que interfiere en la lectura de retratos, hechos casi a luz de vela.            Mariano Molina pareciera filologizar en sus modos operacionales el mismo concepto de color que en tanto Celare, des-oculta con el movimiento de la substracción, la piel y las formas que dejan ver sus fondos. Sus cuerpos nos enfrentan desde el otro lado de la tela desafiándonos en el arrojarnos lo cromático y sus gotas de pintura ante los ojos. Esa es la diferencia entre poner el uso del color sobre una tela y un cuerpo o extenderlo con él quitándole su rostro y rasgo subjetivo.

Nos adentramos en Puntos- Ventanas con cortes transversales móviles, entre la profundidad de un adelante y un atrás en versiones de giros combinatorios que utiliza de pretexto y justificación de un supuesto testimonio fotográfico para tonificar y vibrar, generando una manera de sonificar el color.

El diccionario cromático de Mariano comienza cuando ya no da el significado de los colores sino sus prácticas, donde el juego entre lo visible e invisible de la imagen radicaliza la iluminación necesaria para ver las siluetas: quizás un nuevo orden de la invisibilidad que caracteriza lo informe.

Ojos que relegan cuerpos y figuras a la penumbra que gritarán desde ese color en un hiato geométrico hasta descender hacia lo hipotéticamente morfológico, desestando su significado para devolverlo al mundo, girando hacia otra geografía de la forma humana.           

Circularidad como abertura o sobreposición a modo de rendijas, congelando ráfagas entre figura-fondo mediante la inconfundible huella que señala la historicidad del acontecimiento, a la manera de huecos que operan más allá de toda configuración. Esos son sus sujetos dispersos y colectivos de una pintura que en su proceso elabora un espacio para cercenar su centro, en una superficie que decodifica la supuesta hiperrerealidad reificando la mirada en blanco.           

Si con Cromo Somos tenemos por un lado el Color y el Ser, por otro lado es indudable que se nos hace presente también, la Piel y el Peso de un Tiempo del Cuerpo como camino hacia una pintura que no soslaya su compromiso socio-político ante la elección de situaciones y escenas que revelan fuertes vivencias comunitarias.          

Mariano Molina pareciera preguntarse constantemente ante el color, qué y quién sos vos , figura del círculo al que uno se enfrenta cuando sale al encuentro de su forma?. Quizás, nada, salvo esa presencia velada de la muerte que hace de la vida humana un indulto obtenido cada mañana en nombre de los significados de lo que cayamos y que hace signo.     

Septiembre 2015