Albino Dieguez Videla
La Prensa – 14 de noviembre de 2004
Mariano Molina (Buenos Aires, 1970) ha llamado a su muestra “Movimiento pop”, como para sincerarse y no pasar como uno de los tantos inventores de la pólvora. El evoca –seguramente porque se le da la gana- al Warhol de “Mustard Race Riot” (1963) o al Gerhard Richter también de los 60, propulsores ambos de una imagen real pero sublimada gracias a un mínimo desenfoque. Molina hace otro tanto, convirtiendo hasta lo terrible – como los momentos posteriores al 11-S, que él presenció- en unas visiones evanescentemente oníricas de color tan vibrante como improbable.
Proyectando las imágenes y luego reproduciéndolas sobre telas y con la posterior aplicación de pintura por medio de aerógrafo de última generación (que hizo alcanzable una beca de la Fundación Antorchas), Molina porpone una misteriosa realidad tamizada que enarbola la eterna duda de las existencias concretas.