MARIANO MOLINA

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TEXTOS

Textuales

Por Margarita Sanchez Prieto

Prologo de la muestra "Textuales"



Durante varios años, el interés de la obra de Mariano Molina radicó en los efectos visuales trabajados en el abordaje de multitudes como síntoma de las megalópolis y las ciudades de nuestros días, presentes en calles, plazas, stadiums, conciertos, en los acontecimientos acaecidos en diversas urbes y en los movimientos sociales de Argentina. Tomando como base la fotografía, expandió su verismo y condición documental a partir de varias estrategias pictóricas. Podría mencionar el uso simbólico de colores brillantes (práctica frecuente años atrás) en pos de dinamizar sensorialmente esas masas humanas uniformadas por el anonimato o, por el contrario, preservar su representación en la gama de los grises o de otro color, un acercamiento deliberado a la apariencia de la fotografía tradicional, y el desdibujo de los contornos con la técnica del esfumato, para hacer evidente que esos registros pasaban de inmediato a formar parte del pasado. Todas estas prácticas alcanzaron su colofón con la transferencia de las imágenes resultantes a escala natural a muros de espacios públicos, una manera de ofrecer al paseante escenas reales reproducidas por la prensa y la TV, perpetuadas con el atractivo de su dimensionada apariencia.   

 

En 2007, un mural encargado para las esquinas de la fachada de un edificio lo conmina a individualizar sus representaciones. Opta por la semblanza por separado de jóvenes y personajes callejeros, cuya variedad de poses y gestos – a veces amenazantes – remiten a instantáneas de fuentes diversas como la noticia y los anuncios, y en menor medida la foto de ocasión. Si bien no muestran productos comerciales sino gente común, adelantan el impacto que luego se hará consciente de la publicidad y el descubrimiento de otro componente del entramado social donde las energías están concentradas como en las multitudes: los jóvenes. De este trabajo nace su interés hacia los imaginarios que ellos portan en sus prendas de vestir,específicamente en sus T shirts, cuyos tejidos difunden productos, modas, preferencias culturales, lemas, estrellas del espectáculo, eventos, e incluso la mera imagen de un gesto o de una señal, plasmados en una estética que va desde el kitsch y lo psicodélico hasta la neutralidad del diseño ortodoxo.

      

Aquel mural fue uno de los detonantes de la serie Textuales, escogida para nombrar la totalidad del conjunto que hoy exhibe Praxis. Aunque corresponde a obras de gran formato donde aparecen textos pintados sobre la tela que describen literalmente el proceso que dio lugar a la imagen final, el términopersigue asimismo llamar la atención sobre el discurso visual del resto que tienen títulos propios, tomados de letreros y elementos de los T-shirts como Rock is not dead, Anarchy y Stars, por citar algunos. Varias de estas obras son fragmentos de torsos extraídos de imágenes de la publicidad y de autorretratos realizados sobre si mismo, donde el fin no es la auto-representación ni un icono en específico, sino quizás probar la idea de hasta qué punto estos fragmentos de prendas y cuerpos, en tanto constituyen elementos connotantes del individuo, revelan el carácter contaminado, global y difuso de ciertas aristas de la identidad.

 

La exposición incluye la obra Manipulados con plata de fondo, que simboliza su ruptura con la etapa anterior y deseo de despegarse de las imágenes de muchedumbres. Se trata de una secuencia de cuatro piezas en vertical sobre distintos momentos de una mano arrugando y desasiéndose de la fotografía de una multitud. En otra, elaborada también a partir del icono mano titulada U2, vuelve a experimentar con la posible contracción y vaguedad del significado al mutilar las imágenes y trabajar con fragmentos. El gesto que hacemos con la mano para indicar la V de la victoria o el número dos, y el de señalar con el índice acompañado por la exclamación “tu” o “you” (vocablos que explica la U del título) no se captan de inmediato a pesar del gigantismo de cada fragmento de mano que conforma el díptico. 

 

Body Painting y Hoja de Apuntes, acusan la ambigüedad de sentidos de las obras precedentes. Juegan con la seducción de esa visualidad paradójica tan en boga hoy donde la estructura armónica y clean de la composición suaviza la violencia contenida en las imágenes respectivas. Son piezas de gran formato al igual que Flag, de la que se distancian porque las primeras poseen una resolución visual más claramente deudora del diseño. Flag fue lograda a partir de la descontextualización de una imagen procedente de un T-shirt, llevada al tamaño total de la tela como si se tratara de una bandera y sobre ella impreso el texto que narra el procedimiento aplicado. Al portar una imagen con un peculiar diapasón simbólico en la actualidad, la superposición de un texto, sobre todo ajeno a la alegoría, produce un distanciamiento brechtiano que si bien intenta eclipsar la fuerza expresiva de la imagen el título la rescata, coadyuvando título y texto a liberar la obra se ser leída en una única dirección.

 

Las obras de esta exposición ponen de manifiesto el actual desempeño de la publicidad y el diseño como materia prima y herramienta junto a la fotografía y la digitalización. Sin embargo, el reemplazo de las multitudes por el fragmento juega también un rol decisivo en este capítulo iniciado por Molina en su discernimiento de la realidad.